La fascinante historia de los musicales
Los musicales son una forma de
expresión artística que fascinan al público y ya forman parte de nuestra
cultura popular. Son auténticos espectáculos de ocio que atraen a las masas,
pero ¿cómo se convirtieron en el fenómeno que son hoy en día? En este
artículo, te contamos cómo surgieron y cómo han evolucionado con el paso del
tiempo.
El origen del género musical no
se conoce a ciencia cierta, pero se considera al surgimiento de la ópera en
la Europa del siglo XVI como uno de sus antecedentes principales. Esta era
una forma de entretenimiento que estaba limitada a las clases altas, aquellas
que tenían el poder adquisitivo necesario para poder comprar sus entradas.
Con el paso del tiempo,
aparecieron versiones de la ópera menos elitistas para llegar a las masas,
independientemente de sus estatus. Algunos de estos eran la opereta y el
vodevil.
Las operetas eran una forma de
teatro musical ligero que combinaban canciones y diálogos con una trama
entretenida. Eran populares en Europa, concretamente en países como Inglaterra
y Francia. Compositores como Jacques Offenbach y Johann Strauss II
fueron pioneros en este estilo y escribieron sus propias versiones, como ‘La
vida parisina’ o ‘Carnaval en Roma’.
Simultáneamente, en Estados
Unidos, el vodevil se convirtió en una forma popular de diversión para los
ciudadanos. Este es un género de teatro de variedades que incluía comedia,
canto, baile y magia. Estos espectáculos proporcionaron una plataforma para que
los artistas experimentaran con distintas formas de entretenimiento y sentaron
las bases para el nacimiento del musical moderno.
Y hablando de nacimientos, se
considera que el primer musical de la historia surgió en Nueva York, en
1886, bajo el título de ‘The Black Crook’, creado por Charles M.
Barras. Se estrenó en Broadway, una de las calles de Manhattan más
importantes de la industria del teatro norteamericano. Muchos de los
empresarios que trabajan ahí comenzaron a interesarse en el nuevo género y
lucharon por conseguir a libretistas y actores destacados para sus producciones.
La época dorada
La década de 1920 marcó el
comienzo de la ‘Edad de Oro de Broadway’, un periodo en el que los
musicales se establecieron firmemente en el panorama cultural estadounidense
y en el que se volvieron mucho más atrevidos con sus argumentos. Los años 20
presenciaron la creación de clásicos como ‘Show Boat’, de Jerome Kern y Oscar
Hammerstein II, que abordó temas serios como el racismo y la desigualdad.
En las décadas siguientes,
leyendas como Richard Rodgers o Lorenz Hart cambiaron el género con
producciones icónicas como ‘Oklahoma!’ (1943), ‘Carousel’ (1945)
y ‘Siete novias para siete hermanos’ (1954).
Del teatro a la gran pantalla
Mientras Broadway florecía, Hollywood
no se quedó atrás en aprovechar el atractivo de los musicales. La década de
1930 vio la llegada de musicales cinematográficos, con estrellas como Fred
Astaire y Ginger Rogers que dominaron la pantalla grande con sus impecables
números de baile. Las películas como ‘Top Hat’ (1935) y ‘Swing Time’ (1936)
fueron éxitos rotundos.
El género continuó prosperando en
la gran pantalla, alcanzando su apogeo en los años 50 y 60 con producciones de
gran escala como ‘Cantando bajo la lluvia’ (1952), ‘West Side Story’
(1961) y ‘My Fair Lady’ (1964) y Sonrisas y Lágrimas (1965). Estos
musicales capturaron la esencia típica de Broadway y aprovecharon las
ventajas del séptimo arte, con escenarios complejos y elaborados y técnicas
cinematográficas innovadoras.
La década de 1970 trajo
consigo una oleada de cambios en el mundo de los musicales. Artistas como
Stephen Sondheim revolucionaron el género con producciones más complejas y
temáticamente desafiantes como ‘Company’ (1970) y ‘Sweeney Todd’ (1979).
Al mismo tiempo, los musicales de rock como ‘Jesucristo Superstar’
(1971) y ‘The Rocky Horror Show’ (1973) introdujeron nuevos estilos
musicales y enfoques narrativos.
En los 80 y los 90, los ‘mega
musicales’ del famoso Andrew Lloyd Webber, como ‘Cats’ (1981) y ‘El
Fantasma de la Ópera’ (1986) dominaron la escena global. Estos espectáculos
se caracterizaron por su grandiosidad y sus extensas producciones, atrayendo
audiencias masivas recorriendo el mundo.
El cambio de milenio trajo una
mayor diversidad y experimentación al género. Musicales como ‘Rent’ (1996),
‘Wicked’ (2003) y ‘Hamilton’ (2015) no solo rompieron récords en
taquilla, sino que también abordaron temas contemporáneos y presentaron una
amplia gama de estilos musicales, desde el rock y el pop hasta el hip-hop.
Los musicales han tenido un
impacto duradero en la cultura global y han influido en la moda, el lenguaje y
las artes. Han actuado como un puente entre diferentes generaciones, con
clásicos que se siguen adaptando y reinterpretando para nuevas audiencias.
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